
En un mundo obsesionado con el éxito profesional, parecería que la felicidad es un resultado directo de conseguir un buen empleo. Pero los datos globales nos cuentan otra historia. Según el World Happiness Report 2025, los países más felices del mundo no son los que tienen más riqueza, ni los que miden su progreso en productividad. Son aquellos donde las personas confían entre sí, se sienten seguras, pueden ser ellas mismas y encuentran apoyo emocional real.
¿Y México? Aunque hemos avanzado en ciertas dimensiones, seguimos por debajo del promedio global en indicadores clave como satisfacción con la vida, percepción de corrupción, apoyo social y salud mental.
Entonces vale la pena preguntarnos: ¿estamos preparando a nuestras hijas e hijos solo para trabajar bien… o para vivir bien?
Desde What The Future, acompañamos a cientos de adolescentes que se sienten presionados por elegir “la carrera correcta”, conseguir “el trabajo ideal” o “tener éxito”. Pero rara vez se les pregunta: ¿Qué te hace sentir bien contigo misma? ¿Cómo te gustaría vivir tu día a día? ¿Qué significa plenitud para ti?
Porque sí, un trabajo digno y con sentido importa. Pero la felicidad no puede depender solo de un empleo. Ni de un sueldo. Ni de un logro.
???? ¿Qué factores determinan la felicidad, según el World Happiness Report?
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Conexiones humanas significativas
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Salud mental y física
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Confianza en los demás y en las instituciones
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Libertad para tomar decisiones sobre la vida propia
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Generosidad y sentido de comunidad
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Equilibrio entre trabajo y vida personal
Curiosamente, ninguno de estos factores depende exclusivamente del éxito profesional. Todos pueden cultivarse desde la infancia, en casa, en la escuela, en nuestras relaciones cotidianas.
???? 6 ideas para madres y padres que quieren educar para la felicidad (no solo para el trabajo)
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Haz espacio para las emociones. Enséñales que sentirse tristes, frustrados o confundidos también es parte de vivir. Validar lo que sienten es el primer paso para desarrollar inteligencia emocional.
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Fomenta relaciones reales, no solo logros. Celebra su capacidad de colaborar, cuidar, conectar o escuchar, tanto como sus calificaciones o premios.
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Ayúdalos a conocerse sin etiquetas. Pregúntales qué les gusta, qué disfrutan, qué les da paz. No los encasilles en “lo que se espera de ellos”.
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Hablen de tiempo libre como un derecho. Enséñales que descansar, jugar, aburrirse incluso, es parte de una vida rica y sostenible.
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Eviten reducir su valor a la productividad. No todo tiene que ser útil o rentable. También vale lo que les hace bien, aunque no entre en el CV.
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Cultiven la gratitud y el servicio. Agradecer, compartir, ayudar a otros y cuidar la comunidad son fuentes profundas de plenitud.
La felicidad no se enseña con discursos. Se modela con presencia, escucha y coherencia. Y aunque no podemos garantizarles un futuro sin dificultades, sí podemos acompañarlos a construir uno en el que sepan elegir más allá del miedo, del deber o de la comparación constante.
En un mundo que cambia a toda velocidad, enseñar a vivir con plenitud es, quizás, el acto más radical de amor y transformación que podemos ofrecer.
Bibliografía
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Helliwell, J. F., Layard, R., Sachs, J. D., De Neve, J.-E., Aknin, L., & Wang, S. (2025). World Happiness Report 2025. Sustainable Development Solutions Network. https://worldhappiness.report
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What The Future (2025). Programa “Elige tu carrera del futuro” y acompañamiento para una vida con sentido. https://wtfeducacion.com